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El equipo de Zidane se impuso al Getafe por 2-0 en un encuentro en el que no recibió ni una sola ocasión de gol.

El Real Madrid logró una cómoda victoria ante el Getafe en el Di Stéfano por 2-0. Los goles de Benzema y Mendy le dieron tres puntos muy importantes a los de Zidane que, con uñas y dientes, se agarran a la pelea por la Liga.

A pesar de que Zidane disponía de pocas piezas para este encuentro, fundamentalmente por las lesiones, el francés empezó la noche dando una doble sorpresa. En primer lugar, la presencia del canterano Marvin en lugar de un Isco que, a pesar de estar convocado, sólo había tenido un entrenamiento tras sus problemas de espalda. Una vez confirmado este movimiento llegó la segunda parte de lo inesperado, el hecho de que el Madrid jugara con tres centrales y dos carrileros. De hecho, el citado Marvin junto a Marcelo iban a ser las alas del equipo. Uno, por explosivo, el otro, para paliar sus problemas defensivos.

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El Madrid encontraba en el balón parado sus primeras opciones de arrimarse al gol. Primero la tuvo Casemiro, en un balón que le cayó dentro del área tras un saque de esquina, pero la golpeó tan fuerte como alta. Más tarde la ocasión fue para Benzema, aún más clara, porque su cabezazo se estampó en el larguero de la meta visitante. Un remate que, por cierto, llegó precedido de un agarrón claro dentro del área a Casemiro que ni el VAR ni el árbitro quisieron pitar. A pesar de que debían haberlo señalado.

Al conjunto de Zidane le costaba generar ocasiones de gol. Bien es cierto que tampoco las sufría pues Courtois era un espectador de lujo, sin embargo, el hecho de jugar con tres centrales le daba de vez en cuando la opción de desarbolar al rival especialmente por la izquierda, lugar en el que Vinicius lo intentaba y en el que Marcelo mostró sus mejores minutos en años al estar claramente alejado de la obligación de defender cuando juega como lateral. En este sentido, sólo un remate de Modric con la zurda, demasiado centrado, puso en algo de peligro al portero visitante, Soria, que lo sacó con la pierna de una forma más efectiva que ortodoxa.

Al contrario de lo visto en el primer acto, la segunda parte empezó con movimiento. En primer lugar, la lluvia avivó todo. Controles más difíciles, pases más complicados y, eso sí, ocasiones con una celeridad mayor. De hecho, el Madrid generó la más clara en sólo tres minutos de la reanudación. Asensio dio una asistencia a la espalda de la defensa buscando a un Benzema que remató con la derecha y que se encontró con una gran parada de Soria.

El Getafe decidió mover el banquillo y sacar de una tacada a Mata, Aleñá y Kubo. El japonés tenía muchos ojos detrás de sus piernas, los del madridismo y los de su país. Todos pendientes de él y siempre con una idea, ver si  tendría hueco en la plantilla blanca del próximo curso.

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La buena noticia para el Madrid fue que estos cambios le hicieron mejor favor a los de Zidane que a los del propio Getafe. La salida de Marvin dejó a Vinicius como jugador de banda derecha, un puesto prácticamente nuevo para él. Sin embargo, el brasileño, en una de sus primeras intervenciones en su nuevo puesto, se sacó una gran asistencia al área para que Benzema apareciera con la cabeza para adelantar a los suyos. Un gol importantísimo para el Madrid porque llegaba antes de que las prisas pudieran hacer acto de presencia.

El Madrid había conseguido lo más difícil, adelantarse en el marcador. Sin embargo, la supervivencia en un partido de estas características con un 1-0 siempre conllevaba un riesgo que el equipo de Zidane se empeñó en eliminar lo antes posible. Y lo hizo. Poco más de seis minutos después del gol de Benzema, Marcelo y Mendy se asociaron sobre el campo para que un centro del brasileño al área encontrara la aparición sorpresa del francés para que éste rematara al primer toque, tirándose en plancha, el 2-0. El abrazo entre el profesor (Marcelo) y el alumno (Mendy) lo decía todo. Hasta Zidane, empapado de agua, lo celebró con efusividad. No era para menos, era el gol que certificaba una victoria importantísima, la que vuelve a meter al Madrid en la pelea por la Liga con las armas de toda la vida, garra y fuerza.

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