Ayer, USA , nos sorprendió, con las suaves respuestas contra  el régimen criminal de Ortega en el tema del Tratado Regional  de Libre Comercio particularmente entre las dos naciones. Trasladó la decisión de suspender el DR- CAFTA para otro momento, es decir que esta  espada de Damocles aun pende sobre  la Dictadura. Sin embargo,  ayer Estados Unidos no tomó la decisión final de dejar caer el hacha sobre el cuello enemigo. Ortega consigue un breve respiro en una movida donde vimos inclusive a su cancerbero Colindres viajando a negociar. Este breve respiro fue  condicionado a que corrija las violaciones graves a los derechos humanos investigados y comprobados por una institución estatal de comercio de Norteamérica. Y con seguridad condicionado a que permita la participación electoral en los próximos comicios, de algunos políticos nicaragüenses que anuncian sus ambiciones desde el exilio.   Trump decide que no es el momento para apretar el cuello, pero en su lugar establece aranceles progresivos para productos que están fuera del Tratado de libre comercio en cuestión. Se le agradece su apoyo al pueblo de Nicaragua, quizás no como lo quisiéramos, pero lo importante por ahora es que sigue apretándose la tuerca.

 

Este tema merece un análisis más particular, porque coincide con los movimientos y declaraciones de algunos políticos electoreros y dialogantes que se aprestan a preparar estructuras para una posible participación electoral con Ortega. No hay duda que hay un plan en marcha en este sentido. Plan que deploramos porque a estas alturas no tenemos la mínima duda que el más favorecido de esta estrategia es la dictadura de Ortega, a quien se le han dado mil y una oportunidades para salvar parte de su poder, de su fortuna, su impunidad, algo así como una salida “honorable” a cambio de la” libertad” de Nicaragua. Cuando lo que debemos fortalecer es el trabajo por salir definitivamente de esta dictadura mediante el levantamiento popular, por la presión internacional contra el Dictador y apoyado por  la solidaridad internacional al pueblo de Nicaragua.

Realmente sorprende la “buena suerte del Dictador” que siempre encuentra tiempo y oportunidades para seguir destruyendo Nicaragua , que siempre cuenta con aliados y cómplices connacionales que le ofrecen el Aterrizaje Suave. Esta situación nos hace entender claramente que el problema no solo es Ortega, sino un ADN existente en nuestros políticos de tomar siempre el camino fácil de pactar, de negociar y de traicionar al soberano pueblo de Nicaragua.

 

Sin embargo se olvidan que el pueblo de Nicaragua tiene la última palabra. Que el soberano  habló en abril 2018. Y que los nicaragüenses no creemos en más oportunidades para los criminales de lesa humanidad. Deben ser depuestos del poder por la acción colectiva de los nicaragüenses, deben ser derrocados por la respuesta masiva de una población indignada que no soporta más la ignominia de este “régimen polpotiano.

El orteguismo enfrenta una crisis existencial desde dentro. Las purgas sistemáticas a veteranos sandinistas, la concentración de poder en la familia Ortega-Murillo y el ambiente de desconfianza generalizada han convertido al FSLN en una estructura hueca, sostenida más por el miedo que por la convicción.

 

Esta erosión interna es quizás la mayor debilidad del régimen. Tiene un gran significado que el sandinismo desde el poder tenga que usar máscaras para cubrir sus rostros y realizar secuestros y asesinatos políticos contra civiles indefensos.  Donde antes había militancia ideológica o de principios, hoy hay cálculo de supervivencia; donde existía cohesión partidaria, ahora reina la sospecha mutua. Donde existía orgullo de ser sandinista por haber combatido una dictadura, ahora existe vergüenza e indignación porque solo cambiaron la familia Somoza por la familia Ortega. Donde existía mística o creencia de defender una causa justa que buscaba “libertad”, ahora existe la certeza que se instaló una dictadura de mayor criminalidad y perversidad que la de Somoza.  La lealtad se mide en silencio y sumisión, no en compromiso revolucionario, creando una base frágil que puede colapsar ante la primera presión seria.

 

La desmoralización es palpable: funcionarios de nivel medio actúan por coerción, no por convicción; policías y militares cumplen órdenes por temor a represalias, no por lealtad al proyecto. Ya no existe proyecto “revolucionario”, tan solo el culto a una familia que lo engulle todo. De los nueve ya solo quedó el “comandante” , el Mao Tse Tung de Nicaragua.
Esta fractura interna representa una oportunidad estratégica para nuestra lucha patriótica: programas de deserción garantizada, mensajes dirigidos a los desencantados dentro del aparato y esfuerzos para demostrar que hay un camino de reintegración a la comunidad nacional. Y sobre todo garantía que nadie será perseguido por su forma de pensar. Que se juzgarán solo a quienes hayan cometido  delitos contra la población civil, porque esta vez no debe haber impunidad, ni amnistías, ni perdón , ni olvido.

 

La historia enseña que las dictaduras caen cuando sus propias bases las abandonan. Pero esto no se logra por el  simple efecto de la  gravedad, se logra infringiéndole derrotas políticas y de otras indoles, construyendo no un contra poder, sino una fuerza popular que lo desaloje y recupere la soberanía usurpada. Y esa fuerza debe ser y es LAS FUERZAS UNIDAS POR LA LIBERTAD , FUL, organismo social, popular , donde todos debemos organizarnos como estructura común para combatir la dictadura oprobiosa. El trabajo interno ahora debe centrarse en dos aspectos importantes: primero organizarnos internamente y pasar a la acción política para preparar el levantamiento popular definitivo, entendiendo como acción política todo lo que nos lleve a desalojar del poder a la dictadura. Y segundo   acelerar este proceso de desmoronamiento, ofreciendo una salida segura a quienes deseen abandonar el régimen, mientras se aísla y presiona a su núcleo duro criminal.

 

LA DEMOCRACIA SE CONSTRUYE , HAGAMOSLA!

Escrito por DR. DANILO MARTINEZ
Representante M.U.D

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