Una de las actividades que más destacaba dentro de la semana de la poesía en Granada, era El Carnaval Poético. En él participaban centenares de asistentes  que se mezclaban entre las comparsas y bailarines con trajes folclóricos. Los poetas se detenían en cada esquina a declamar sus versos, cuyas rimas    ganaban aplausos.

Durante la actividad, los asistentes cargaban un ataúd, el que zangoloteaban por toda la ciudad hasta llevarlo a “su última morada”. Según los organizadores simbolizaba el entierro de antivalores como la violencia contra las mujeres, la ignorancia y la mentira.  

Sobre el ficticio servicio fúnebre, la autora de la novela “Sofía de los Presagios”, Gioconda Belli, explicó que los intelectuales confiaban en que llegará el día en que se tenga que enterrar en ese carnaval “a la dictadura y sus acciones crueles”. “Entonces se volverá a  leer poesía en cada esquina de Granada, en plena libertad”, aseguró Belli.    

Igual que contra el resto de organizaciones de la sociedad civil, Daniel Ortega y Rosario Murillo, utilizaron al Ministerio de Gobernación para acusar a la junta directiva del Festival Internacional de Poesía de incumplir con la entrega de sus estados financieros, por lo que lo despojaron de su representación legal y anularon su existencia.

Régimen solo “en ejecución”    

El Festival Internacional de Poesía era una organización que contaba con el respaldo de amplios sectores de la sociedad nicaragüense como el también anulado Consejo Superior de la Empresa Privada, Cosep, que aglutinaba a los empresarios del país.

El expresidente del Cosep y expreso político, José Adán Aguerri, era presidente honorario del Festival de Poesía de Granada, también lo integraban instituciones internacionales que reconocían su excelente organización. Como parte del legado se construyó el parque de la poesía, donde se instalaron 15 esculturas de poetas nicaragüenses a quienes se les dedicó el festival.

El evento llegó a crecer tanto que fue nominado para optar al premio Príncipe de Asturias de la Concordia, una postulación que contó con el respaldo de poetas e intelectuales locales e internacionales.  

Un invento del régimen para sustituirlo

En noviembre del 2018, el régimen de Ortega-Murillo a través del Ministerio de Cultura, anunció la realización del primer Festival de Poesía, Canto, Música y Baile de la ciudad de Granada, donde según la narrativa oficial asistieron 21 poetas internacionales. El gobierno y su vocería, buscó sustituir al Festival de Poesía de Granada con su propia versión.

“Ese primer evento fue muy pobre, sólo llegó al atrio de la iglesia Xalteva un pequeño grupo de poetas del Movimiento Cultural Leonel Rugama a leer unos cinco poemas, pero la población no asistió, y solo participaron algunos trabajadores de las delegaciones gubernamentales”, recuerda el joven Johnny Cajina, desde el exilio.

Este evento que buscaba suplantar al Festival Internacional de Poesía copió la actividad de micrófono abierto en la Plaza la Independencia, así como una Feria del Libro, supuestas conferencias magistrales en el Convento San Francisco y hasta la inauguración de una galería de pintura, pero al final, el proyecto no recibió el respaldo ciudadano y fracasó rotundamente.    

“La pareja gobernante no logró sustituir el festival de poesía en la ciudad de Granada, eso a pesar de contar con los recursos económicos estatales y volcar en el esfuerzo a instituciones públicas y trabajadores del Estado. La gente entiende que  vivimos en un país, donde no existe libertad y solo quieren a poetas que conviertan sus abusos en rima”, remarcó el joven amante de la poesía Johnny Cajina, que se vio obligado a exiliarse en Costa Rica debido a la represión.

 

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